PRENSA

TEXTO:TONI RUMBAU

Fue una suerte haber visto en Sevilla, en la Sala La Fundición,a esta compañía de la que ya conocía su anterior trabajo, Arbequina, un refinado trabajo de teatro y objetos, y cuyo último espectáculo, tituladoAdiós Bienvenida, ha sido repetidamente premiado en el Fetén de Gijón, así como en la Fira de Titelles de Lleida recién celebrada. Pude de este modo regodearme con el excelente trabajo que hacen Dora Cantero y Mina Ledergerber, ambas en sus respectivos papeles de actriz-manipuladora y actriz-músico-cantante.

Creo que el éxito de la propuesta de las dos titiriteras radica básicamente en el brillante contraste que logran entre el tono directo y desenfadado de su modo de actuar, que a veces incluso se acerca a un intimismo de “puertas abiertas”, que puede ser tan dulce como feroz –y que adquiere en algunos momentos los registros sintéticos del teatro popular de títeres–, y el elaborado trabajo dramatúrgico y escénico, resuelto de modo muy sencillo, pero que reviste una complejidad interior misteriosa, algo surrealista y de fuerte impacto. Este juego entre claridad y misterio, intimidad directa y distancia conceptual, consigue captar la atención del público de un modo sencillo pero inteligente y profundo.
La factura de los títeres, obra de Mina Ledergerber, constituye sin duda otro de los factores básicos que ayuda a esta distancia antes comentada, que a su vez permite que los personajes vayan más allá de lo anecdótico y penetren en zonas de mayor profundidad arquetípica. Denotan una gran personalidad artística y una madurez plástica de quién se siente segura en su trabajo, capaz de romper moldes y de adentrarse en lo desconocido.
También es interesante ver como Dora Cantero, autora del texto, ha conseguido transformar una pequeña historia familiar de amor, trabajo y separación, en una obra que nos habla de la vida y de la muerte, del paso del tiempo, de la distancia, de la juventud y de la pura y simple supervivencia. Y todo ello con gestos sencillos, pocas palabras y una sucesión de guiños, directos e indirectos, que son de alguna manera la especialidad de la casa.
En este sentido, cabe hablar de la buena labor actoral de ambas actrices, cada una en su registro particular. Dora Cantero ha encontrado un modo de interpretar que parte de la sinceridad para, desde aquí, meterse en el pellejo de los distintos personajes ya camuflada como manipuladora, con gestos y voces muy buen puestos. Mina Ledergerber, por su lado, ha sabido situarse en un tono en el que se siente tan cómoda como exultante, vitalista y misteriosa, funcionando casi a modo de espejo de los personajes, que se miran en ella buscando sin duda el sonido que más les complace. Ambos roles se complementan y se contrastan, creando una riqueza de fondo en el espectáculo que lo sube a muchos decibelios de poesía.
Si sumamos a todo ello la magnífica escenografía, que consigue ser un retablo para los títeres sin serlo realmente, con multitud de trucos y ventanas que se abren y se cierran para asombro de los espectadores, así como una muy buena iluminación de Ivo García, quién también estuvo al mando de las luces y del sonido durante la función –iluminador conocido en los ambientes titiriteros de Barcelona, por haber trabajado con varias de las jóvenes compañías allí existentes–, se comprenderá que nos encontremos ante uno de los mejores trabajos titiriteros de la temporada, capaz de llegar al público joven pero también a los adultos, como se comprobó en La Fundición, que programó la obra a las nueve de la noche.


Por Alexis Fernández

Dora Cantero y MIna Trapp, o lo que es lo mismo, Mimaia
Dora Cantero y Mina Trapp, o lo que es lo mismo, Mimaia.

Una gran mesa sin mantel, con olor a sardinas, una mesa en la que se permite escribir, como un gran libro abierto, llena de metáforas y símbolos, un baúl de historias, una casa con ventanas, una cocina con fogones… Y una taza de té infinita. Del mar a la mesa, de la mesa al mar, la vida pasa en un ciclo continuo, como el pez que se muerde la cola. Y sus “cocineras de poemas”, Dora Cantero, una titiritera que formó parte de Periferia Teatro y de aquel montaje exitoso, Guyi-Guyi, una de las voces más hermosas en el mundo de los títeres, que enamora, meciendo el sonido entre palabras que saben a vida. A su lado, la músico y titiritera llegada de Suiza Mina Ledergerber-Mina Trapp, que toca todo instrumento que la eleve un poco más del suelo. De tanto ir por los aires, la flauta y el clarinete. De andar por los caminos, la guitarra y el violín. De tanta nostalgia, el acordeón. Ambas decidieron caminar juntas en Arbequina, un espectáculo intimista para adultos sobre la historia de una familia a lo largo de cien años, tomando la metáfora de las variedades de la aceituna. Y nació esta compañía, Mimaia, a la que si algo la caracteriza es esa capacidad para extraer significados de las cosas, creando bellas metáforas visuales y textuales donde es fácil residir, siempre en la quietud.
Adiós Bienvenida es un montaje encantador, un delicioso momento de poesía, nostalgia y ternura sobre alguien que se apega tanto a las cosas y a las personas que no sabe decir adiós.
Una escena de Adiós BIenvenida. Cía MImaia
Una escena de Adiós Bienvenida.
Cía Mimaia
Y es que, por qué se acaba todo, por qué es preciso despedirse. Bienvenida, ya una anciana, cuyos pies y manos son los de Dora, hace mucho tiempo que lo aprendió y nos lo cuenta a través de la historia de su vida. Todos los domingos la mesa de Bienvenida se llenaba de marineros y de pescadores que iban a disfrutar de las mejores sardinas del puerto. A ella le gustaba ver cómo sus clientes se lo comían todo, porque el apetito, como también decía mi abuela, es señal de buena salud y de felicidad. Pero no soportaba que las cosas tuvieran un final, y por eso cuando alguien se marchaba sin despedirse, le sobrevenía la tristeza, y una nube muy oscura se ponía sobre su cabeza y empezaba a llover. Hasta que nació Petere. Entonces, las nubes desaparecieron y el sol salió. Pero Petere también se hizo mayor y un día quiso ver mundo…
Con un texto hermoso cargado de poesía, donde las islas pueden ser olas que se secaron y donde la marea sube cuando los peces lloran, Mimaia crea un espectáculo que fluye como el mar que se desliza en la tierra. Una escenografía polivalente que se convierte siempre en otra cosa, una lluvia de cucharitas, una lágrima de tristeza que es la última gota de lluvia, y unos títeres buzos, astronautas del océano, que se llenan de vida con apenas un cacharro y un guante. Y así, entre canciones de taberna y recuerdos, y con una sencillez luminosa, como los cuentos de Andersen, habla de los ciclos de la vida, de la necesidad de que las cosas se acaben para que algo nuevo pueda comenzar, de la necesidad de desasirse de lo que nos mantiene anclados para estar abiertos a la vida.
Mimaia, esa palabrita mimosa y llena de cariño, es ese refugio que nos traslada de la realidad al deseo, ese lugar de salvación lleno de caricias y de la fantasía que devora la rutina, donde cada objeto cobra vida y está dotado de alma. Como el propio teatro de títeres.



Dora Cantero y su personaje Bienvenida. Cía Mimaia

 

El País. 25 de octubre de 2013

La chica que no sabía decir adiós


Un puerto a escala.
La magnífica ambientación portuaria con títeres y objetos es solo uno de los valores de la obra Adiós Bienvenida de la compañía Mimaia: Bienvenida recibe en su mesa cada domingo a marineros, pescadores y también poetas que van a disfrutar de las mejores sardinas; cada uno arrastra su propia historia: peroc ual es la historia de Bienvenida? Haciendo un guiño al nombre pila de la protagonista, se nos cuenta que es alguien que se apega tanto a las cosas y a las personas que no sabe decir adiós. La obra propone una mirada sobre los ciclos vitales, la memoria material y la necesidad de cerrar ciclos para poder abrir otros. Recomendada para niños desde 5 años.

 

Adiós Bienvenida en Cuarta Pared


Dentro de las 28 Semanas Internacionales de Teatro para niños-as se ha presentado en Cuarta Pared el espectáculo…Adiós Bienvenida de la Compañía Mimaia. Una propuesta sugerente en todos los aspectos estéticos, desde la mesa articulada que se transforma en múltiples y sorprendentes lugares hasta los objetos y muñecos que narran la historia de Bienvenida. Una obra dura en las anécdotas que recorren el periplo de la protagonista y ligera en los espacios donde transcurren.
Adolfo Simón



ADIÓS BIENVENIDA

Texto: Ferran Baile
Fue una de la más agradables sorpresas de Feten 2013 y uno de los mejores y más novedosos espectáculos que pudo verse. Merecidamente premiado. Compañía recién formada, pero con dos actrices-titiriteras con amplio y reconocida trayectoria, Dora Cantero y Mina Trapp, autoras interpretes y en el caso de Dora también directora y en el de Mina, también música, tocando y cantando en directo, y escenógrafa, junto a Ángel Navarro.
Desde el título, que ya es un hallazgo, el espectáculo transcurre fluido, perfecto de ritmo, contándonos con ironía, la melodramática historia de la pobre Bienvenida, cocinera con especial dote para freír sardinas, en su fonda cercana al puerto,desgraciada en amores y madre de un hijo aventurero. 
Con originales y expresivos títeres de guante, bien manipulados y con la voz de Dora Cantero, una de las voces más hermosas y matizadas en el mundo de los títeres, y con las ilustraciones musicales, las canciones de taberna y la presencia cabaretera de Mina Trapp, actriz-músico-titiritera. 
Una delicia de espectáculo transversal, que atrapa a niños-as, jóvenes y adultos, a amantes de los títeres y a amantes del teatro. Un gran trabajo, de visión más que recomendada. No se lo pierdan.

A Dora Cantero la descubrimos con la compañía murciano-catalana Periferia Teatro, trabajando en el excelente Guyi-Guyi. Joven titiritera y actriz de gran talento y cualidades, decidió instalarse en Barcelona e iniciar su propio camino.




 Su primer espectáculo fue el intimista, Arbequina, indagando en la búsqueda personal sobre sus antepasados. En este espectáculo participaba Mina Ledergerber-Mina Trapp, como músico acompañante muy presente en el desarrollo del espectáculo. De nuevo ambas tiran adelante con Adiós Bienvenida.
Arbequina


 Guyi-Guyi con Periferia teatro


Mina Lerderberger-Mina Trapp es una creadora polifacética, inquieta y talentosa, actriz-titiritera-constructora de títeres y escenografías-musica polivalente-cineasta.  Ella misma describe su perfil de forma magnífica en su blogspot, desde la perspectiva literaria de una tercera persona.
 
“El viento de las montañas suizas la empujó silbando un día para ver cómo sonaba el Mediterráneo.
Por culpa de Mary Poppins, se hizo maestra.
Por Pippi Langstrumpf, pelirroja.
Por Giora Feidman, música.
Por Pepe Otal, titiritera.
Padece una enfermedad crónica que la lleva a tocar todo instrumento que la eleve un poco más del suelo.
De tanto ir por los aires, toca la flauta y el clarinete.De andar por los caminos, la guitarra y el violín. De tanta nostalgia, el acordeón y por mantener la tradición familiar el contrabajo.
mina con su grupo de música Saffran

Le enseñaron el camino, Pepe Otal, Ana Subirana, Pep Gómez, Stephen Motram, Vladimir Zakarov, Peter Wasinchsky...y anduvo en compañías como Salapín, Karromato y Efímer.
Acaba de cruzarse por la calle con Dora Cantero y han decidido subirse al mismo tren, ya que ambas comparten un miedo terrible a subir en avión”.

Profesionalmente trabajó con el personalísimo titiritero-papiroflèctico Pep Gòmez (Cabaret de Papel). Formó su propio grupo Hermanas Trapp y representó varios espectáculos, destacando el rompedor y caustico, Max y Moritz, basado en un cuento popular suizo-alemán escrito en rimas y trufado de humor negro y dirigido al público adulto.


max y moritz
En el mundo del cine han terminado el interesante cortometraje de animación  A Cero, y están trabajando en un nuevo proyecto.
Metódica y perfeccionista es constructora de los títeres y las escenografías y compositora-adaptadora de las músicas de los espectáculos. También ha colaborado con la compañía checa-española Karromato (Cuentos al calor del hogar) y la compañía Efímer (Lo Monstre. http://hermanastrapp.blogspot.com.es
El cartel de A CERO

ADIÓS BIENVENIDA
Texto: Josep Maria Viaplana
Una compañia desconocida para nosotros hasta ahora, de dos intérpretes femeninas, la una más especializada en la manipulación y voz de los títeres, y la otra en tocar las músicas que van cantando ambas, alternativamente. La primera, Dora Cantero, proveniente de Periferia TEatro de Murcia, y la otra, Mina Trapp, de Suiza
Es complicado valorar este espectáculo, dada la no asistencia, a las 22 horas, de público infantil. Para adultos resultó muy divertido, con un aire de cabaret nocturno que contaba una historia sencilla: la de una mujer, Bienvenida, que tiene una taberna en un puerto, donde da de comer a singulares personajes propios de cualquier lugar marionero, y que un día, fruto du n enamoramiento tan rápido en empezar como en terminar, tiene un hijo, Petere. Vemos cómo éste crece y se despierta en él el deseo de marchar a ver mundo en un barco...
Lo que daba un aire adulto era la forma irónica de explicar según qué realidades de la vida de estas personas, y también determinadas ironías, que el público premió con sonoras carcajadas. Algunas de ellas en la línea socarrona y del absurdo, de los ya desaparecidos Tip y Coll o los actuales Faemino y Cansado, por poner alguna referencia.


A modo de ejemplo, en un momento de desesperación de la protagonista, un amigo le dice que tiene que llegar al fondo (se supone que de su pena) y no se le ocurre otra cosa que lanzarla al agua y pedirle que ‘llegue al fondo’ del mar, donde por cierto, encuentra el consuelo en sus penas, que estaban representadas por una nube de sartenes y cucharas haciendo de lluvia (¡imaginad!).

La puesta en escena está bien resuelta, y las posibles carencias interpretativas de ambas artistas (no son demasiado expresivas), al final juegan a favor de imprimir un sello personalísimo a la compañía y el espectáculo. Con la distribuidora de la compañía, hemos quedado que completaremos esta crítica una vez vea el espectáculo con niños y niñas.


28.2.2013
Adiós Bienvenida es una historia sencilla con un argumento. Un buen dominio técnico de los títeres y un ritmo de la narración magnifico. Basado en un texto de Dora Cantero y con música de Mina TRapp. La historia está muy bien contada, mejor manipulada y espléndidamente cantada por Mina. Creo sinceramente que se una Obra que dará que hablar.
Tiene todos los número para que así sea. 
Se representó hace ya algunas Semanas en el RAI de la calle Carders de Barcelona;
ahora finalmente publicamos algunas imágenes del Espectáculo.

Fui a ver Adiós Bienvenida al RAI, porque me hacía ilusión ver el nuevo trabajo de Mimaia Teatro, la Compañía de Mina y Dora.
"Nos sorprendió" gratamente la voz de Dora. Digo "nos sorprendió" porque varios titiriteros que había en la sala se sintieron cautivados con su voz. Según uno de ellos es una voz que enamora. Y no quiero dejar de lado la de Mina, que ganó mi corazón hace ya tiempo cuando la escuché en un Cabaret de una Casa okupa.

Jesús Atienza




ARBEQUINA

COMENTARIO DE TONI RUMBAU SOBRE ARBEQUINA EN EL TALLER DE PEPE OTAL

Dora Cantero es una joven y talentosa titiritera de Murcia que ha decidido instalarse en Barcelona para profundizar en sus indagaciones marionetísticas. La vi en la obra “Guyi, Guyi…”, de Periferia Teatro, un espectáculo logradísimo que no cesa de recoger éxitos, y leí el blog de sus viajes por Japón, dónde acudió para estudiar las tradiciones titiriteras del País del Sol Naciente, que son muchas como todo el mundo sabe.
Presentó en la Casa-Taller de Pepe Otal –cada día más activo y con un público fiel que suele llenar todas sus sesiones, como ocurrió el otro día– su último espectáculo, Arbequina, de creación propia en todos sus componentes, pues está basado en una búsqueda personal de la autora sobre sus antepasados. Importante destacar la presencia de Mina Ledergerber en calidad de música acompañante muy presente en la escena, con su acordeón, clarinete y otros artilugios sonoros. El resultado es una obra entrañable, intimista y poética representada básicamente con objetos y con la misma Dora Cantero como personaje que cuenta la historia de su familia.
El tono, íntimo y personal, sirve de anzuelo para conquistar al público ya desde el inicio, con una entrada muy lograda de aparente espontaneidad, que establece las reglas de juego y una de las temáticas principales de la obra: los miedos y el cómo vencerlos. ¿Cómo?, contándolos. Y eso es lo que hace la actriz de Arbequina, contar sus miedos. Para entenderlos, debe remontarse a sus muertos, un viaje en el tiempo subiendo, o tal vez bajando, por las ramas genealógicas de la familia. La invocación a los ausentes es poética y se consigue a través de los objetos. Recuerdos y objetos que Dora saca de los baúles y los desvanes de su pasado familiar y que “hablan” al tomar vida en las manos de la titiritera. Se convierten en personajes al dejarse poseer por el espíritu de los ancestros invocados. Espeluzna el rostro de la tatarabuela, que parece un cosido de ectoplasma con botones y filamentos rojos, sacado de algún baúl de arcaica brujería. La gravedad de los espíritus y de sus presencias inquietantes se equilibra con la propia interpretación de la actriz, agarrada a la familiaridad con la que se dirige al público, una naturalidad con trampa, pues en realidad es el artificio para dramatizar desde una perspectiva de corte sentimental. Y es en este doble dramatismo, el surgido de la invocación a los muertos, y el creado por el doble diálogo de la actriz con sus muñecos y con el público, dónde a mi parecer reside el secreto del espectáculo y la razón de que acabe embelesando a los espectadores.
El acompañamiento sonoro de Mina, por otra parte, da profundidad y un feliz contrapunto al espectáculo, gracias al tono fesco, desacomplejado, íntimo y a la vez distante, de la genial música suiza, que rompe y contrapesa el lado más sentimental del mundo de los recuerdos. Su voz desgarrada parece surgir de un cabaret alemán de los años veinte y su estilo desenfadado funciona a modo de vacuna y de magnífico apoyo teatral.
Una obra, en definitiva, compleja y profunda que consigue aparentar sencillez e intimidad familiar, y que cala hondo en la imaginación del público. Viendo el espectáculo, pensé en las últimas obras de Mariona Masgrau, que solía recurrir a estos registros ambiguos y personales, de mucho riesgo y valentía. Algo que la de Murcia posee con creces y que augura futuros brillantes.


 

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